Ceremonia de Premiación del 11º Concurso Nacional “Adolfo Bioy Casares”

/, Novedades Educativas/Ceremonia de Premiación del 11º Concurso Nacional “Adolfo Bioy Casares”

Entre los invitados especiales, se contó con la visita del reconocido escritor argentino Pablo Ramos; también del Lic. Juan Lázara y de la escritora Ángela Pradelli
 El pasado domingo 19 de noviembre, el Salón Rojo Municipal fue el distinguido escenario para la entrega de premios del 11º Concurso Nacional de Cuento y Poesía “Adolfo Bioy Casares”.
El acto contó con la presencia del presidente del Honorable Concejo Deliberante, José Garrido, la Subsecretaria de Educación, Prof. Pilar Corvalán, área que lidera la organización de este evento y el Secretario de Desarrollo local, Mg. Guillermo Rivas Bonzani; destacadas figuras del ámbito de las letras, participantes premiados, familiares e invitados especiales.
La apertura del acto estuvo a cargo de José Garrido, quién brindó la bienvenida a los presentes en nombre del intendente municipal, Esc. Ramón Canosa, y seguidamente, la Prof. Pilar Corvalán, enfatizó: “Quiero agradecer a todos los que se tomaron la molestia de llegar hasta Las Flores en este fin de semana largo (…), en lo personal estoy muy contenta de que estén presentes todos los premiados. Para aquéllos que están por primera vez en Las Flores, quiero contarles que el Concurso lleva 11 años y desde nuestra Subsecretaría, lo creemos una política de Estado ya que ha atravesado dos gestiones. Creemos firmemente en el valor que tiene el Concurso y estamos encantados de promover la edición de libros de autores que no siempre tienen la posibilidad de ser editados. Por ese camino vamos, nos enorgullece y no queremos perderlo. También creemos que el certamen se ha vuelto una familia, hay lazos y vínculos establecidos entre los participantes; entre ellos y quienes fueron sus Jurados; y eso es para nosotros lo más valioso del concurso más allá de los premios. (…) Este año quiero hacer un reconocimiento especial para el Pre Jurado en Narrativa: Omar Ramos, Isabel Clucellas y Axel Díaz Maimone. También agradecer a Juan Lázara, un colaborador permanente. Este es un Concurso Nacional y estamos muy contentos por los primeros premios de los libros que serán editados el próximo año. Apuntamos a descentralizar y por eso nos alegra que la llegada sea a todo el país, en este caso Rosario y Arrecifes, donde hay escritores muy valiosos, desconocidos, que no tienen los medios para acceder al circuito, a los lugares, y a veces tampoco los recursos para ser editados y para hacerse conocer”.
Seguidamente, Irene Kleiner recibió su libro editado de “Vidas Ajenas” primer premio en Narrativa 2016. De igual modo fue para Carolina Quiroga, quien recibió la publicación de su libro “Campamento Gitano”, que resultara premiado con la edición de la obra en 2016.
Luego continuó el acto con la entrega de certificados a todos los ganadores de esta 11ª. Edición. En la categoría Narrativa -Libro de Cuentos-, el Jurado integrado por Vicente Battista, Gabriela Cabezón Cámara y Ángela Pradelli, premió la obra “Secretos de cementerio”, de Raquel Miño (Rosario-Santa Fe). Por su parte, el Pre-Jurado de Narrativa estuvo integrado por Axel Díaz Maimone, Isabel Clucellas y Omar Ramos.
Asimismo, Silvia Castro, Rafael Oteriño y Susana Szwarc, Jurados en Poesía, decidieron consagrar ganador a Alejandro Damián Gómez (Arrecifes-Bs. As.),  por su antología titulada “Los silbidos que afilaron las piedras”. Ambas obras serán premiadas con la edición del libro.
Por otra parte, entre las 74 obras restantes los fallos incluyeron una Mención Especial en Narrativa, otorgada a Juan Sebastián Ronchetti (CABA), por su obra “El primer campeón del mundo”; y cuatro en Poesía correspondientes a “La ciudad de las amapolas” de Eugenia Cabral (CABA), “Aproximación al pájaro maltrecho” de Héctor Mendes (CABA), “Como si nada pasara” de Damián Pulizzi (Rosario) y “El jardín desconocido” de Inés Legarreta (Chivilcoy). Todos los premiados expresaron su emoción y agradecimientos (audios).
En representación del Jurado de Narrativa, Ángela Pradelli expresó: “Para mí es una gran alegría; muy valioso estar aquí y ser integrante del Jurado (…) Reconozco y valoro mucho el trabajo del pre Jurado(…) Fue fácil con este trabajo previo elegir estos dos muy buenos libros; fue fácil reconocerlos porque desde las primeras páginas y hasta llegar a las últimas, tuvimos la misma sensación: son dos grandes libros. Felicitaciones a los dos y que esto sea un augurio de muchas puertas abiertas. Cuando viajaba para aquí, recordé dos pequeñas historias que me contaron en Venezuela (…) En una de ellas, el protagonista es un autor, un escritor de pueblo, que cuando él era chico, su familia tuvo muchas necesidades económicas, la pasaban muy mal, aunque siempre encontraban algo para hacer y no faltaba el pan en la mesa. Y un día, la cosa se puso brava, pero apareció el tío y dijo: yo conseguí algo. Tenemos que ir a separar vasos, a tal fábrica. Y cómo los vamos a separar dijo el chico que en ese momento tenía 5 años. Y el tío respondió: Los vamos a separar en buenos y malos. Los dueños de la fábrica quieren que hagamos una clasificación entre vasos buenos y vasos malos. El chico fue sabiendo que (ese trabajo) era el pan para su familia. Comenzaron abriendo las cajas; eran muchísimas cajas y muchísimos vasos y no sabía cómo hacer el trabajo. A las horas vino su tío, encontró todo en la misma situación y le dijo: Pero, no hiciste nada… Y él le dijo: Porque no sé. Y el tío le dijo: Es tan fácil. Hizo un gesto con el dedo y el tío le enseñó: Suenan…? Es bueno. Si no suenan, es malo. Y eso fue lo que nos pasó con estos dos libros. Sonaron durante todas las páginas (…) Así que felicitaciones.
Por su parte, la Prof. Corvalán, leyó las palabras enviadas por Rafael Felipe Oteriño, en representación de los miembros del Jurado de Poesía (ver escrito, debajo de los audios).  
Entre los invitados especiales, se contó con la presencia del reconocido escritor argentino, Pablo Ramos, quien entre sus conceptos vertidos, remarcó: “La verdad es que estoy muy emocionado, como cuando yo gané un premio.  Le dije a Irene que enviara su libro porque era un libro ganador. Le dije buscá un Jurado prestigioso. A un premio lo prestigia el Jurado. El Jurado es extraordinario, tanto el año pasado como este año. (…)(En el libro de Irene) Hay varios años de trabajo (…) Creo que corregir, como diría uno de mis maestros, Abelardo Castillo, no es un trabajo técnico, es un trabajo espiritual. Uno no corrige un texto, uno se corrige. Todos estos escritores trabajan como en un diario personal. Cuestionando el trabajo literario. Trabajan la motivación. El trabajo es muy duro, muy solitario (…) Y sin embargo, seguís, seguís… Estoy muy contento. Cuenten conmigo para lo que necesiten. Muchas gracias”.
Por su parte, el Lic. Juan Lázara, uno de los colaboradores desde los inicios de este Concurso Nacional, expresó: “Estoy muy emocionado de estar aquí porque desde hace 7 generaciones que mis antepasados son de Pardo, vecinos de Adolfo Bioy Casares, es muy emotivo estar aquí porque después de dos años vengo con mi hijo, que se está curando de un tratamiento oncológico. Por eso es tan fuerte venir acá, para que conozca la tierra de sus ancestros. De modo que me siento como en una película. Estoy agradecido a Pilar y a Las Flores, porque es el pueblo de mis antepasados. (…) Es muy democrático que un escritor se promocione a través de un Concurso con buenos jurados como decía Ramos. A Ángela Pradelli la hemos conocido mundialmente a través del Premio Clarín 2004; Adolfo Bioy Casares sacó un premio en 1940 y dio a conocer su famosa novela. De manera tal que ésta es la manera más democrática de llegar a triunfar (…) También es muy importante la continuidad que le da Las Flores al certamen, independientemente de la gestión (…) superar las diferencias ideológicas y sacar adelante proyectos conjuntos me parece maravilloso. Y lo que ha dicho el Prof. Ramos, como alumno de Abelardo Castillo, a quién también tuve el agrado de conocer, son palabras maravillosas. El trabajo del escritor es muy solitario y esto es un premio que ustedes merecen porque tallar un texto es más difícil que tallar un mármol”.
Al final del emotivo acto, todos los presentes compartieron un lunch y un brindis.- 
Audios de la ceremonia:


Palabras de los Jurados de poesía de los libros premiados en el  Concurso Nacional de Cuento y Poesía “Adolfo Bioy Casares”
“El poeta no es el padre del poema,/ es su partero”, escribe Alejandro Damián Gómez. Estas dos breves líneas del libro premiado Los silbidos que afilaron piedras, presentado al concurso Adolfo Bioy Casares de poesía con el seudónimo “Teru Pilisito”, encierra toda una teoría poética: la que sostiene que la poesía es fruto del trabajo denodado. A la palabra “cedida” o “dictada” –al precipitado verbal denominado comúnmente “Musa” o “inspiración”- le sigue, según esta concepción, el trabajo consciente del poeta para llevar a buen puerto dicho material intuitivo. Incluso, en muchos casos, hasta es posible hablar de una “premeditación” en la génesis del poema. El poeta lo piensa, lo anhela, anota versos, lo configura como un problema a resolver, a fin de que los datos de la emoción se conviertan en la pieza verbal que es su corolario. Así la poesía se vuelve merecedora de la no menos rica palabra “creación”: creación verbal que se cumple y da sus frutos en el lenguaje y no fuera de él.
Asistido por esta libertad creadora, nuestro premiado se sobreeleva desde el corazón de la experiencia para configurar una realidad alternativa que, conservando referencias de la realidad diaria, es sin embargo, irremediablemente, otra, percusiva, anhelante, en la que está todo lo anterior contenido, pero convertido en imágenes y figuras que nos acompañan. En el poema “Chicos de la calle”, por ejemplo, pone en acción una imagen tantas veces vista como es la de la mendicidad. Pero la escritura no busca hacer moralejas ni exponer un hecho por demás conocido, sino que lo recrea desde sus costados más íntimos. Señala que “el buzo regalado/ queda grande como el mundo”, y con esta imagen expone todo el desamparo que amenaza al chico que “camina y camina” “a lo largo de noches arenosas”, con miedo de que “que la luna le borre las manos”. Imágenes extremadas que hablan más y mejor que la razón discursiva.
Los libros que quisimos destacar con “menciones” de los jurados proyectan, con distintos lenguajes, esta misma prédica. La ciudad de las amapolas, de la escritora Eugenia Cabral, presentado al concurso con el seudónimo “Es talla en flor”, se vale de un lenguaje más narrativo, abriendo su mensaje con un seductor verso inicial: “Hermosas ciudades habitan en mí”. Y luego, como en una saga, pasa a recorrer estaciones propias y sitios prodigadas por la literatura, revalidando que, en efecto, la poesía nace a partir de la última línea de los escritores que nos precedieron: dialogando con ellos, disintiendo o afirmando lo que nos confiaron en tanto que lectores.
Aproximación al pájaro maltrecho, de Héctor Méndes, presentado al concurso con el prestigioso y literario seudónimo “Palinuro”, inaugura un osado realismo, muy en contacto con el de nuestra mejor poesía de raíz americana. La naturaleza es vista en toda su desmesura, también en su belleza. El mundo vegetal todavía no se ha separado del mundo animal, y todo transmite un sabor y una temperatura genésicas, primordiales, originarias. “Escucho esta lengua de sangre/ como voces hablando a solas/ en la oscuridad./ Ajenas a mí,/ cantan su propia permanencia”, escribe, animando el mundo evocado como si lo acariciara.
El libro Como si nada pasara, de Damián Pulizzi, con su seudónimo “El visitante”, llegó a este concurso con el carácter de quien sabe que la poesía es instrumento apropiado para explorar la perplejidad del vivir. Por eso, su tono es conversado, confidente, de giros rápidos que buscan establecer un diálogo con el lector y confiarle, de tal modo, su experiencia. Es, claramente, una poesía de la mirada.
El jardín desconocido”, de Inés Legarreta, presentado al concurso con el seudónimo “Zafiro”, encuentra en lo mínimo y en lo casual la impronta huidiza de la poesía. La vida vivida y la vida presentida, todo lo que escapa de las redes de lo convencional, es examinado con un lenguaje narrativo que busca, en primer lugar, dejar señales, crear hitos, referencias, de eso, rodeado de misterio, que, enlazado con la vida, se llama “experiencia”.
Los jurados destacamos la calidad de los trabajos presentados, felicitamos a los concursantes, a la comuna organizadora, y agradecemos la confianza que esta última ha depositado en nosotros para la selección los libros más sobresalientes.  
                                                         Susana Szwarc, Silvia Castro, Rafael Felipe Oteriño
 

2017-11-21T10:37:05-03:00